
Colectivo
de Comunicaciones
Cáceres.

La Tuna Tambora, patrimonio cultural cacereño
La Tuna Tambora de Cáceres, está conformada por un grupo de hombres y mujeres entre los 40 y 80 años que acompañan sus voces al son de sus tambores, los cuales guían a través del sonido, un conjunto de ritmos y bailes festivos, propios de comunidades afrodescendientes de una parte de la costa Caribe colombiana. Una memoria cultural que ha permanecido a través de las décadas y que ha llegado a la región del Bajo Cauca atravesando el Canal del Dique, por los departamentos de Bolívar y Sucre, hasta llegar al departamento de Antioquia, donde se expandió desde la región del Urabá, hasta algunos pueblos del sur del departamento de Córdoba, dejando una huella prevalente e imborrable en tierras bajocaucanas.
Hipólita Blanquicet “Pola”, como le gustaba que la llamasen, fue una de las mejores cantautoras que tuvo el Bajo Cauca, una mujer de 86 años con una voz imponente, sobre la cual Mery Jiménez cuenta: rescató y erigió la cultura de los “bailes cantaos” en el municipio de Cáceres. La voz de Hipólita Blanquicet y su espíritu, son símbolos que permanecerán en la memoria de las tuneras como motivo de inspiración y agradecimiento eterno a las enseñanzas de quien fue la reina, la matrona de la tuna tabora cacereña.
Tras la muerte de “Pola”, Mery Jiménez su sucesora ha recorrido un camino arduo en busca del reconocimiento que la tuna tambora merece como patrimonio cultural de su Municipio. “Al comienzo empezamos 26 integrantes y en la actualidad somos 20 entre niños y adultos, tuvimos al principio un semillero pero la mayoría cuando crecieron, terminaron sus estudios y partieron, sin embargo, actualmente con estos semilleritos no dejamos caer nuestra tradición cacereña. Las tuneras más viejas van muriendo, así que nosotros decidimos que los niños son quienes deben empezar a conservar la costumbre”.
Una de las principales dificultades que tenía el grupo hasta hace poco era la falta de instrumentos musicales y de una amplificación para realizar los ensayos, situación que mejoró enormemente con una dotación que gracias a su persistencia y aporte a la cultura les concedió La Unidad Administrativa para la Consolidación Territorial y que constó de herramientas tecnológicas como micrófonos, consola de audio y parlantes.
Para Leonidas Martínez Director de la Tuna Tambora de Cáceres, esta dotación le dio un aire al grupo y un motivo más para seguir tocando y cantando el ritmo que los apasiona, además ha permitido que los ensayos sean más constantes y con ello que el semillero se mantenga.
Ana Karina Sepúlveda a sus 11 años hace parte del semillero de la tuna tambora, es una de las nuevas “tuneritas”, talentosa, carismática y sobre todo con mucho sentido de pertenencia, "me gusta hacer parte de este grupo porque me encanta bailar y me gusta compartir con mis amigas, además esto hace parte de nuestro municipio; yo llevo un mes en este grupo y estoy muy contenta pues gracias a esto viajamos a diferentes partes mostrando nuestra tradición”.
La Tuna Tambora ha sido por décadas la herencia cultural que por generaciones los viejos de Cáceres han tratado de multiplicar y mantener viva en su comunidad. Ritmos que en sus letras encierran, historias, mitos, leyendas y cuentos, que más allá de ser ficción o realidad, explican la forma de vida de los cacereños tras la época de colonización, esclavitud y mestizaje.